Sombras de la repetición es más que un título poético, es filosofía, reflexión, conceptos y desafíos para la imaginación; pero por sobre todas las cosas, saca a la luz el arte de cinco mujeres con estilos diferentes y que desde ayer presentan sus instalaciones artísticas en la sala 27 del Centro Cultural Borges.
Al ingresar, el primer encuentro es con la serie de dibujos y los derivados objetuales de Gabriela Pelaez, con esta obra inicia el diálogo con el espectador y la repetición será infinita.
Luego en el centro de la sala, nos chocamos con una especie de metamorfosis, ya que Patricia Minardi Otero nos invita a instalarnos en su campo artístico y de manera lúdica vamos siendo parte de su obra. Experimentamos el cambio a través de los reflejos y el movimiento.
Mientras transitamos e interactuamos con las obras, las máscaras de Graciela Silvera impactan, ya que presenta un solo "rostro", un rostro repetido pero con infinidad de gestos. Después de todo, eso nos pasa a todos. En el espejo vemos el mismo rostro repetido cada mañana sin embargo, quién puede contar cada uno de nuestros diversos gestos a lo largo de la vida. O quién no necesitó alguna vez, una máscara para salir de las sombras y mostrar su verdadera luz.
Sombras de la repetición, mantiene la presencia activa del espectador. Crea una experiencia de interacción constante con éste, despertando sentimientos o reflexiones. Así como también, motiva la percepción sensorial. Ya sea con la vista o el tacto.
Continuando con el recorrido, en un rincón pseudo oscuro, el espectador se detiene y al igual que Narciso se ve tentando con su reflejo, una luz brillante lo atrae hacia el abismo de Stella Maris Seara. La idea del eterno retorno resulta misteriosa así como el lago veía su propia belleza en los ojos de Narciso, el abismo se refleja en los nuestros mientras somos parte del abismo.
En otro rincón, nos espera un muro intimista, realizado con material de deshechos. Aquí, la mirada del espectador se pierde y se fascina con cada detalle y se reencuentra con su propia mirada en algún reflejo escondido. Nos encontramos, con el trabajo de Silvia Battistuzzi. Uno de los detalles interesantes de esta obra, es el telón negro que enmarca el muro, como si la artista quisiera advertirnos que estamos frente a una puesta en escena. Seguramente, más de uno al ver este trabajo recuerde la estética del arte povera.
Concluyendo, Sombras de la repetición con la curaduría de Eduardo Medici, es una interesante instalación con variedad de materiales que genera un nuevo ambiente en la sala de exposición donde se involucran los sentidos , sensaciones obteniendo una relación entre objetos y público.
La repetición es un factor esencial en los seres humanos , al igual que en el arte y si no me cree lo invito a usted y a su sombra a que disfruten de esta muestra colectiva. Hasta el 30 de Agosto en Viamonte 525.
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