" Si te dijera que mañana puedes hacer lo que te plazca, todo lo que has soñado hacer pero que nunca has hecho. ¿Qué harías?"
Antes del invierno, el tercer filme del escritor Philippe Claudel; nos presenta una trama intimista que se va mezclando con el thiller.
La historia que se nos cuenta es simple. Un matrimonio formado por Paul y Lucie. Llevan juntos tres décadas, son padres de un hijo y abuelos de una nieta. Todo parece claro en sus vidas. Todo parece perfecto, sin embargo todo es apariencia.
Paul es neurocirujano de 60 años, sus días son llenos y muy complicados. Por el contrario, los de su mujer son muy largos y muy vacíos.
Al principio somos testigos de una aparente armonía pero a partir de la llegada de anónimos ramos de rojas rosas que llegan al domicilio privado como al laboral de Paul y la aparición casi al mismo tiempo de una joven misteriosa que se presenta como una ex paciente de Paul; es cuando los velos empiezan a levantarse.
A veces, a determinada edad el ser humano suele preguntarse si habrá malogrado su vida. Parece que este neurocirujano exitoso y de un buen pasar comienza a preguntarse si la vida que tiene es la que ha soñado tener. A partir de ese incidente inesperado, esa joven que se cruza muy seguido en su camino, él comienza a preguntarse sobre su vida. A pesar de su profesión, a pesar de amar a su mujer, de sus amigos; él se da cuenta de que nunca ha soñado con nada, quizá sea ese el problema. La vida lo ha empujado y la ha dejado.
Daniel Auteuil y Kristin Scott Thomas, son los excepcionales actores que le dan vida a este matrimonio perfecto que lleva junto una "eternidad" pero si sumaran sus momentos juntos, no saben cuántos serían en realidad. Juntos toda una vida pero desconocidos al final.
Philippe Claudel, utiliza simbología y hay que estar atento a verla, ya que es algo sutil en el relato. Por un lado, Paul es neurocirujano, penetra en la cabeza de las personas. Esto se vuelve inquietante cuando vemos que Paul no puede aclarar sus ideas. Observando el matrimonio, nos damos cuenta de que están "encerrados". Él encerrado en la casa, luego en su auto y también en su trabajo. Ella encerrada en la casa y en su jardín. Solo en dos oportunidades logra salir. A ellos todo les va muy bien pero basta con mirar con atención para ver que nada es tan armonioso como parece. Son una pareja que no habla entre sí, y cuando caen en la realidad de que no tienen comunicación el interrogante que aparece es: ¿hablar de qué?
En un principio, cuando Paul comienza a cruzarse muy seguido con la joven misteriosa (Leila Bekhti) parecería que el camino que toma la historia es el de la infidelidad; pero no es así, lo que se narra es una atracción emocional. La aparición de esta joven provoca inquietud, curiosidad. Es la persona que hará sucumbir la confortable y plácida vida cotidiana y una supuesta felicidad. A veces, sucede que en la vida llega alguien que no esperábamos y nos hace recordar lo olvidado o nos hace conocer aquello que nos falta pero que nunca nos dimos cuenta de que algo se ausentaba en nuestras vidas; y de golpe el corazón resucita. En este caso, el de Paul.
Además de Paul y Lucie está Gérard ( Richard Berry) amigo y colega de Paul. Siempre está con ellos, desde hace treinta años, incluso juntos conocieron a Lucie.
Gérard, al contrario que Paul, vacía los cerebros. Lleva años amando en silencio a la mujer de su amigo, la espera y acepta todo con tal de estar cerca de ella. Al final sabremos que Gérard es el padre del hijo de Paul. Lucie siempre acude a este amigo para los malos momentos. pero nunca para los otros.
Si seguimos buscando bajo la alfombra descubriremos también que el director nos deja un mensaje. Sin que el espectador tenga tiempo de sospechar, la joven muere. Uno se pregunta por qué, para qué. Uno podría pensar que lo que nos quieren decir es que las personas que nos rodean van a desaparecer y en algún momento hay que decir las palabras que nunca nadie se anima a decir.
Esta es una película de puesta en escena elegante y actores excelentes. La cámara focaliza en los rostros y no en los diálogos.
Al finalizar parece que habrá un final feliz pero la verdad es que no es así. Lo que hay es dos personas que siguen viviendo juntas solo para no perder la aparente comodidad y la posición social que han conseguido frente a los demás; pero la cuestión que nada volverá a ser como antes. Y la pregunta, que el espectador podría hacerse al llegar al final de esta historia es: ¿vale la pena vivir así cuando se está llegando al invierno de la vida?.