domingo, 16 de junio de 2013

Marisa Fraomeni, viajes al infinito



Marisa, sé que sos de La Plata y Arquitecta, ¿podrías hacer una pequeña reseña de tu formación artística?
Vivo en La Plata desde los 11 años y soy Arquitecta y Licenciada en Artes Plásticas Orientación Pintura y Dibujo, las tres carreras las estudié en la Universidad Nacional de La Plata. Mi formación artística comienza desde muy pequeña en la Escuela de Artes Visuales en Tres Arroyos, provincia de Buenos Aires,donde aprendí dibujo, pintura, grabado, cerámica y escultura. Tuve una formación académica excelente en la Facultad de Bellas Artes y luego asistí al taller de Nicolás Menza. 
 
¿Cuál es tu técnica y tus influencias?
Concibo el acto de pintar como un gesto sagrado, en ese gesto matérico-espiritual utilizo una primera mancha intuitiva y luego la obra se estructura en forma pura, con una composición definida por ortogonales y curvas creando espacios que tienen un propósito poético espiritual.
No hay un referente directo en mi obra. Seguramente todos los autores que he estudiado estén internalizados en mí. La obra surge desde mi interior y luego se gesta a ella misma. 
 
¿Tus temas favoritos a representar?
Nunca hay un tema, hay una búsqueda de un signo espiritual, el gesto transmite la pulsión de la vida, el gesto ordena la materia, crea espacios atemporales o multitemporales que son interacción de mundos "imaginarios-reales". No se busca una imagen, la imagen es el resultado del contacto con la materia en un estado de espiritualidad. Como resultado se genera una imagen plástica de carácter eminentemente simbólica y secreta. Son viajes al Infinito.
 
¿Qué tanto valor crees que tienen tus temáticas para los espectadores?
Como al pintar estoy en comunión con el cosmos, al contemplar mi obra el espectador sentirá lo mismo, lo quiera o no, de se cuenta o no.  El espectador se introduce en otro mundo, de reflexión, de introspección, de acuerdo a su propia experiencia. Aunque en realidad es esa materia imbuída de espíritu sagrado la que lo mirará a él y podrá completar su cometido, trascender, en la medida que el espectador lo permita. Mi obra es una puerta, es una forma que posibilita al receptor penetrar en un mundo trascendente, independientemente de su grado de percepción, algo va a sucederle.
 
¿Cuánto tiempo le dedicas a tu obra?
Mucho menos del que quisiera. En realidad, no creo en el tiempo y cuando pinto vivo un tiempo sin tiempo y sin espacio, ambos, tiempo y espacio se expanden hasta el Infinito.
 
Marisa, ¿qué te motiva a exponer?
A mis obras les gusta viajar, conocer nuevos amigos, habitar otros espacios, ellas tienen vida propia y exponerse es una necesidad más de ellas que mía.
 
¿Cómo te sentís al desempeñarte en este medio?
Por un lado, mi interior está pleno de felicidad,  por otro lado es un gran esfuerzo personal el quehacer artístico, sin los buenos amigos sería imposible.
 
Yo considero que el arte no es para todos. Vos, ¿qué pensas? ¿Es para todos?
El arte, más allá del relato de la Historia del Arte, sí, es para todos. No se necesita ninguna capacidad especial ni conocimiento intelectual para el arte. Te emociona o no, pero es seguro que si en una obra se halla ese componente mágico propio del arte, todos podrán trascender, dar un paso hacia su crecimiento espiritual.
 
¿Qué futuro tiene el arte? ¿Puede competir el arte plástico frente a una cultura digital que vivimos hoy en día?
Mi concepción de la vida es abarcativa, no me gustan las divisiones ni las exclusiones. El arte como manifestación de lo sagrado es inherente al hombre mismo, a su naturaleza, de modo tal que seguirá realizándose. La creación utiliza un vehículo, puede ser la plástica, el cine, la literatura, toda la cultura digital es un nuevo vehículo que puede transportar lo anterior y aportar nuevas formas de manifestación.

Marisa, gracias por tus palabras y espero que tus obras, sigan viajando y habitando espacios donde nos iluminen con su armonía. 

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