viernes, 29 de junio de 2012

A Roma con Amor....

Ayer se estrenó en nuestras salas el último filme de Woody Allen. Este director, es uno de esos personajes que logran que o se lo ame o se lo odie. No genera terminos medios. Pero aún así, jamás pasa inadvertido. 
En esta ocasión, deja atrás la medianoche en París para recorrer las calles de la eterna ciudad, como bien aclara el título de la película, hablamos de Roma. Una ciudad donde todo es historia como aclara uno de los personajes al iniciar el relato. "Sentí que la ciudad de Roma se prestaba a una serie de cuentos variados", dice el mismo Allen. 
Una de las maravillas del cine es que, nos permite viajar, no sólo con la imaginación, sino con la vista. Y Woody Allen lo sabe muy bien. No ha dejado un rincón de la ciudad sin mostrar. 
En esta oportunidad, el director y guionista nos presenta cuatro historias que constantemente juegan con la realidad y la fantasía. Exploran la búsqueda del amor y el sexo en sus diferentes variantes y como sólo Woody puede hacerlo. Quien una vez más se ríe de si mismo y hace notar los años de psicoanálisis.No es casual que, el personaje que hace de esposa de él sea una psiquiatra, muy bien interpretada por Judy Davis. Para los nostálgicos, cuentan con una pequeña aparición de Ornella Muti. Y si hablamos de figuras italianas, no podemos dejar de mencionar a Roberto Benigni, quien interpreta a un personaje bastante curioso. Benigni es Leopoldo un hombre común que se volvió famoso de la noche a la mañana y que durante todo el relato él y los espectadores nos preguntamos por qué es famoso. Es famoso porque es famoso, aclara uno de los personajes. Lo más interesante de esta situación es que, Leopoldo desea volver a ser ese hombre común y predecible que sólo su familia conoce pero llegando al final perderá la cordura por recuperar la fama perdida y que la misma fue detrás de otro hombre común que fue por su ropa a la lavandería. 
A lo largo del filme se presentan  escenas con cierta dinámica, en especial al principio, las mismas por momentos parecen decaer y repetír determinados remates que ya son predecibles para el espectador pero aún así siempre hay alguien en la butaca que los hace efectivos, ya que se rié una y otra vez aunque sepa que eso ya se vio en la pelicula. También, se aprecian algunas panorámicas de la ciudad que hacen sentir a uno dentro del Coliseo o arrojando una moneda en la Fuente de Trevi, o descendiendo por las escalera de Piazza Spagna.  La música que se disfruta varía desde "volaré" a fragmentos de óperas. 
Es un filme para disfrutar, disfrutar de Roma ciudad que permite encontrar el amor en sus calles, como sucede en estas cuatro historias que Allen nos cuenta; disfrutar de situaciones graciosas y fantasiosas.

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