domingo, 22 de abril de 2012

Les femmes du 6ème étage

"Las mujeres del 6to piso", de Philippe Le Guay es un filme de esos que gusta a las personas que quieren ir al cine para que simplemente les cuenten una historia. Nada de mensajes complejos para quedarse pensando. Es una buena película para entrar a la sala, ubicarse cómodamente y disfrutar de esta simpática comedia.
El relato presenta un contexto conocido, ya que los protagonistas franceses son un matrimonio burgués, formado por Jean Louis Joubert, interpretado por Fabrice Luchini, y su mujer (Sandrine Kiberlain). Este matrimonio no tiene nada de especial. Él hombre de finanzas que se presenta quisquilloso sólo con una cosa: su    gusto por los huevos duros. Su esposa, una mujer que dejo el campo para ser la esposa de Joubert,  y se la pasa todo el día con actividades sociales. ¿Hijos? Sí, los tienen pero en un internado y los mismos aparecerán hacia la mitad del filme. 
Mientras este matrimonio francés  vive en plena paz burguesa, sobre el piso de arriba a ellos vive la alegría española, mujeres que dejaron su país natal debido a la presencia del General Franco. Les dije que el contexto era conocido, ¿cierto? Estas mujeres a pesar de levantarse a las seis de la mañana, trabajar todo el día limpiando casas elegantes, volver a las once de la noche a sus cuartos y convivir cada una con sus penas; aún así no les falta motivo para cantar, bailar y festejar toda la noche. Entre estas inmigrantes y alegres españolas se encuentran las actrices Carmen Maura y Lola Dueñas (si vieron Volver, de Almodovar las reconocerán, ya que   hacían de madre e hija respectivamente) también contamos con la presencia de Berta Ojea, Nuria Solé, Concha Galán y Muriel Solvay. Y no podemos dejar de lado a la argentina Natalia Verbeke (El hijo de la novia) quien interpreta a la nueva criada en casa del matrimonio Joubert, su presencia será clave para Jean Louis. ¿Por qué? Porque María, su nueva mucama será el medio para que su jefe se vea sacudido por la alegría de las mujeres del sexto piso, entablando con ellas un vínculo especial con ellas, descubriendo sentimientos y emociones que hasta el momento no había conocido o no recordaba. 
Claro, que todo no es tan color de rosa y sencillo como parece, pues algo más tiene que existir para que la historia avance. Qué puede ser más que el amor,   para complicar las  cosas y la vida de las personas. 
No sería la primera vez, que alguien que lo tiene todo bajo control, disfruta de su trabajo,  de su buen pasar económico, de su casa ordenada, una esposa elegante, hijos y una vida con su rutina marcada que parece no molestar podría cambiar con la sola presencia de alguien opuesto a uno... ¿Verdad? 

sábado, 21 de abril de 2012

Mala Semilla

No es ninguna novedad que los hijos no vienen al mundo con manual de instrucciones. Tampoco es noticia que, las relaciones padres e hijos son especiales y difíciles. Y si, mencionamos la relación madre - hijo, no debe  existir madre que no confirmé que es un amor extraordinario y complejo de explicar. Desde tiempos remotos se habla, se escribe y se analiza esta clase de amor. Basta con leer Edipo Rey, de Sófocles a las teorías freudianas para empezar. 
"Tenemos que hablar de Kevin", de Lynne Ramsay basada en la novela homónima de la escritora americana Lionel Shriver; plantea la relación conflictiva y perturbadora entre una madre culpable y atormentada que busca en el pasado, en la infancia de su manipulador hijo las respuestas frente a su solitario presente. 
 Tenemos que hablar de Kevin, es un relato cinematográfico que requiere un espectador muy pero muy atento. Desde el inicio del mismo, se presentan varios flashbacks (recurso que se utiliza para llevar las acciones a tiempos pasados) por parte de Eva, madre de Kevin que desde su llegada al mundo se muestra hostil y agresivo, y a medida que crece manifiesta cierta personalidad manipuladora e incluso sádica. 
Eva, es interpretada por la exquisita y maravillosa Tilda Swinton, que desde Orlando hasta nuestros días no deja de sorprender y encantar con sus interpretaciones. Particularmente, en este filme se muestra en todo su esplendor actoral. 
Jasper Newell, el niño que interpreta a Kevin y Ezra Miller, quien es el adolescente a punto de cumplir sus 16 años, momento clave para este drama tan crudo; tanto Newell como Miller no se quedan atrás con sus brillantes interpretaciones. Las miradas de ambos actores cruzadas,cada una en su momento, con las de Swinton, forman una telaraña que atrapan al público a medida que avanza el relato. 
El filme, también cuenta con una banda sonora  magnifica que, desde el principio acompaña cada plano haciéndose complice de cada momento en crescendo de esta asfixiante historia. 
John C. Reilly, es quien interpreta al marido de Eva, padre que consciente a Kevin con regalos y que a pesar de las observaciones de su mujer sobre el joven parece no darse cuenta de nada, ni siquiera sospecha su cruel  y triste final cosa que los espectadores pueden llegar a adivinar una vez que se va acercando el final de la película. 
Una madre que se siente culpable, un sádico hijo y un crimen imperdonable forman el triángulo perfecto para mantener al espectador dos horas frente a la pantalla grande.

viernes, 6 de abril de 2012

Cuando la actriz de reparto gana protagonismo

Si bien el filme, Albert Nobbs aún no se ha estrenado en nuestras salas de cine; este título ya nos es familiar, ya que  su protagonista Glenn Close, ha sido nominada al Oscar por su exquisita interpretación. El filme también ha competido por  el premio a mejor maquillaje; pero ambas estatuillas fueron para La dama de hierro.
Albert Nobbs, es una historia sencilla, tierna y que nada tiene de original, ya que no es la primera vez que el cine nos muestra a una mujer fingiendo ser hombre. En este caso, Glenn Close se pone en la piel de una mujer que por mero instinto adopta la identidad masculina para sobrevivir  en la ciudad de Dublin a fines del siglo XIX, donde la solución para algunos  era emigrar hacia América. 
Nuestra protagonista hace años que trabaja en el Hotel Morrison, lugar donde se aprecia el desfile de interesantes personajes y en especial las penurias de la clase trabajadora bajo una burguesía dominante por aquel entonces en Irlanda. 
Lo que más me intereso de este filme fueron sus actuaciones, es lo que considero de verdad relevante más allá del relato y la historia del mismo. Y hablando de actuaciones, y si bien no puedo quitarle mérito a Close, no puedo dejar de lado a la actriz de reparto, Janet Mc Teer. Reconozco que por esta actriz siento una simpatía particular, ya que jamás me defraudo en alguna de sus interpretaciones; pero en su papel de Hubert Page, no ha dejado de asombrarme. Reconocería el rostro de Mc Teer sin importar la cantidad de maquillaje que usaran para adaptarla a cualquier personaje; pero a medida que el filme avanzaba su interpretación y a pesar de saber que Page es otra mujer que finge ser hombre y que a diferencia del protagonista, está casado con otra mujer de nombre Cathleen, me resultaba difícil no poder ver a la mujer detrás del papel. Es decir, es increíble como la actriz convence al espectador, que es un hombre que se dedica a pintar hogares u hoteles para sobrevivir. No es casual que este personaje, enigmático señor Page, al principio, sea quien descubre la identidad real de Nobbs. Y aunque Page para garantizarle a Albert que su secreto está a salvo con él , muestra su pecho desnudo para que Nobbs y el espectador se enteren de que están frente a otra mujer. El asunto es, que a pesar de que la pantalla muestra marcas de un cuerpo femenino, uno después avanzado el relato ve a un hombre con senos, pero no ve a la mujer. 
El personaje que interpreta Janet Mc Teer por momentos se muestra incluso mucho más difícil que, el interpretado por la protagonista. Y por qué no decirlo también, se gana el protagonismo.